¿Dónde está eso? Os preguntareis. Pues es la parte más noroeste de Alemania, donde se encuentra la frontera con Bélgica y Holanda. Recomiendo una región porque, aunque en unos pocos días no se pueda ver todo, se puede hacer una ruta preciosa por todas esta región e incluso visitar los países vecinos en un plis. En esta ocasión hablaré de la ciudad que a mí me gustó muchísimo personalmente.
Aquisgrán (Aachen en Alemán):
Es una preciosa ciudad rodeada de montañas con bosques, lagos y lo que más a gustado a los hombres desde su inicio, sus aguas termales y curativas.
Surgió como asentamiento celta hasta la llegada de los romanos. Más tarde fue la capital del imperio de Carlo Magno que construyó allí su fortaleza y una magnifica catedral, erigida a comienzos del siglo IX, que sigue albergando el trono del famoso conquistador. En ella se coronaron 32 emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico entre los años 813 y 1531.
Sobrevivió a las dos guerras mundiales intacta, aún siendo la primera ciudad en caer en manos de los aliados debido a su cercanía a las fronteras. Su diseño es diferente, y debo añadir que es una de las catedrales más bonitas que he visto nunca.
El ayuntamiento o “Rathhaus” fue construido en el año 1353 sobre las ruinas del palacio carolingio, del que sólo se conserva una torre y algo de los cimientos. Según Wikipedia, “en el interior del edificio hay una sala, adornada con magníficos frescos de Alfred Rethel, en la que se entrega todos los años, desde 1950, el Premio Carlomagno a personajes de un marcado perfil europeo, por su contribución a la construcción europea. Lo recibieron, entre otros Robert Schuman, el Rey Juan Carlos I en 1982, Felipe González en 1993, Bill Clinton en 2000 y Javier Solana, representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, en 2007.”
En su parte delantera hay una plaza medieval con una estatua de Carlomagno en una fuente, restaurantes de comida típica alemana, heladerías… A mitad de noviembre se monta un precioso mercadillo navideño en esta plaza y los alrededores. Se sirve vino caliente o Glühwein, y puedes disfrutar de los dulces típicos de Aachen, diferentes a los del resto de Alemania.
Abreviando, en esta ciudad hay de todo. Hay dos universidades, entre ellas la universidad técnica más importante de Alemania. Por lo que si buscas fiesta después de visitar la ciudad, sin duda la encontrarás.
Si te gusta la naturaleza, Aquisgrán está rodeado de bosques, parques ríos y lagos, que no te puedes perder. Uno de esos parques se encuentra en la frontera con Bélgica y Holanda, señalizadas por tres estandartes, lo que es curioso, porque en cuestión de un paso te encuentras en cualquiera de los tres países.
Se pueden visitar también ruinas romonas y sobre todo, los baños. Las aguas termales de Aachen son famosas desde hace siglos, gracias a sus poderes relajantes y curativos.
Y todo esto en una sola ciudad que parece pasar desapercibida con el tiempo. Visita Aquisgrán, no te arrepentirás.
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